Como se ha demostrado los Directivos Docentes no solo tienen un gran impacto en su institución, muchos logran transformar dinámicas sociales y de convivencia fuera de su comunidad educativa. Incluso, aportan a la paz y a la reconciliación de diferentes poblaciones en sus ciudades, bien sea desde la dirección docente o desde instituciones más grandes como las Secretarías de Educación. “Es casi imposible que sin el liderazgo de un rector se dé un avance dentro de una institución educativa, porque es él quien ayuda a que se dé la organización, el desarrollo y se planteen metas claras en la escuela”. Este pensamiento condujo a César Augusto Ocoró Lucumí, un apasionado por la pedagogía, a idear e implementar una estrategia de convivencia para que dos instituciones públicas de Cali, que permanecían en constante conflicto, dejaran de enfrentarse de manera violenta y firmaran un pacto por la paz. Su gestión como líder transformador también lo llevó a ocupar el cargo de subsecretario de Calidad Educativa de la ciudad y a darles mayor voz a los Directivos Docentes para aportar positivamente a la labor pedagógica en la capital del Valle del Cauca.  

Calibra, un resultado del liderazgo transformador 

César ha ocupado varios roles en el sector educativo a lo largo de su vida. Ha sido docente, coordinador, rector y subsecretario, pero más allá del cargo se ha esmerado por ser una persona cálida y cercana.  

Esto le ha ayudado a ser empático y a lograr cambios sustanciales en los lugares a los que llega, generando confianza en la comunidad educativa. En el año 2010, César pertenecía a la Institución Educativa Antonio José Camacho, ubicada en el barrio Guayaquiles en el centro de Cali, y había sido promovido de coordinador a rector. “Pensaba que tenía una ventaja y una desventaja al llegar a este puesto, porque conocía el colegio, pero no sabía qué era estar a la cabeza. Cuando comencé a liderar quería salir corriendo y me preguntaba constantemente: ¿para qué me metí en esto si estaba tranquilo siendo coordinador? Entonces apareció RLT y fue la oportunidad para ‘ordenar la casa’, aprendí a escuchar y a ser escuchado, cambié mi forma de liderar y empecé a pensar formas de lograr verdaderas transformaciones que la comunidad necesitaba con urgencia”, cuenta.  

La Institución Educativa Antonio José Camacho tiene estudiantes de varias comunas de la ciudad, especialmente de nivel socioeconómico 1 y 2, está ubicada en un sector vulnerable, donde hay contextos complejos de microtráfico y pobreza, entre otros. Además, en su momento existía una guerra histórica entre sus estudiantes y los de la escuela vecina, la Institución Educativa Santa Librada. Estas dos instituciones se tomaban la calle 5, avenida principal en Cali, para atacarse, causando afectaciones en el orden público. Aunque parecía una situación imposible de resolver, César sabía que podía darle solución:  

“Yo quería mejorar mi gestión, no angustiarme por lo que pasaba, y decir ‘aquí no se puede hacer nada’ no era una opción. Tenía que ver cómo enfrentar el problema involucrando a toda la comunidad, y cuando lo hice el cambio fue grande, porque por primera vez los estudiantes y padres de familia me contaron cómo se sentían y me permitieron entender por qué se daban este tipo de situaciones de violencia”.

“Un día, de los tantos en los que se presentaban estas peleas, el coordinador del Santa Librada y yo nos fuimos para un salón y nos preguntamos si nos íbamos a quedar toda la vida en esto. La respuesta fue ‘no’, así que reunimos a los muchachos en la biblioteca y les dijimos: ‘nosotros ya no vamos más, ustedes verán’ y así nació el proyecto Calibra [‘Ca’ de Camacho y ‘Libra’ de Santa Librada], con el que descubrimos que muchos de los problemas en reali­dad no hacían parte del entorno escolar sino del barrio”, recuerda César.

Con Calibra repararon y fortalecieron las relaciones entre ambos colegios. Y aunque después de esto hubo cinco intentos más de enfrentamientos, ya no era a través de violencia, los resolvían con diálogo. Los estudiantes también se dieron cuenta de que, si había un problema entre dos, no era necesario involucrar a todo el colegio en una disputa, y de esa manera la convivencia mejoró. Con Calibra los estudiantes resuelven conflictos por medio de charlas, también realizan trabajo cultural y deportivo pensando en cómo aprovechar el tiempo libre. Ahora, Santa Librada y Camacho realizan las Olimpiadas del Saber y tienen asesorías de formación política, de derechos y deberes con apoyo de la Universidad del Valle. Los resultados de esta estrategia también se han visto reflejados en la parte académica, pues los estudiantes han alcanzado altos niveles en las pruebas del Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación (Icfes), posicionándose entre las mejores instituciones educativas de Cali. Además, han sido reconocidos a nivel nacional con el Premio Nutresa a la Calidad Educativa en 2016 y César Ocoró fue finalista del premio Compartir al Rector en 2015 por liderar esta iniciativa.  

De rector a subsecretario.  

En 2016, cuando César aún se desempeñaba como rector de la Institución Educativa Antonio José Camacho llegó la propuesta de ocupar el cargo de subsecretario de Calidad Educativa en Cali. Era la segunda vez que lo llamaban para un rol de este tipo. La primera vez sentía que todavía tenía mucho por hacer en el instituto y lo pospuso hasta ese año en el que estaba convencido de que, con las herramientas de liderazgo, trabajo colaborativo y un proyecto de paz y convivencia como Calibra, la Camacho podría salir adelante. 

“Uno no tiene que sentirse imprescindible en un lugar, sino lograr unos equipos autónomos. Por eso me hice a un lado y dije ‘ya están caminando solos, entonces no tengo por qué volver a desequilibrarlos’, ya los están orientando de otra forma y lo están haciendo bien”, cuenta César. 

Lo primero que hizo en este nuevo cargo fue organizar equipos de trabajo con los que puso en marcha estrategias de RLT, como el seguimiento a proyectos, la evaluación, la gestión, el cómo liderar a otros y compartir ese conocimiento para crear equipos autónomos. También realizó alianzas con empresas para trabajar por la educación en el Valle del Cauca.  

Durante su gestión como subsecretario se creó una mesa de calidad donde los Directivos Docentes de Cali, llamados Rectores Autónomos, proponen temas para la ciudad y se hace un ejercicio de planeación, reflexión y proyección de acciones que fortalezcan los procesos administrativos y pedagógicos en los ambientes de aprendizaje. Es una oportuni­dad para liderar y ser escuchados, porque, según cuenta César, los espacios que se creaban antes eran únicamente para quejarse sobre lo que se hacía. Hoy los Directivos Docentes proponen y son escuchados por la Secretaría de Educación.  

César estuvo en la Subsecretaría hasta 2019, pero aún hace parte de la mesa de Rectores Autónomos con la que se reúne para generar ideas constantemente.  

Empezar de cero  

Después de la experiencia en la Subsecretaría de Calidad Educativa, César llegó a la Institución Educativa Oficial General José María Cabal ubicada al sur de Cali. Actualmente maneja una población de dos mil estudiantes de nivel socioeconómico 1 y 2, de familias provenientes del sur del país por desplazamiento o en búsqueda de oportunidades laborales. El colegio abrió sus puertas a finales de 2019 y a comienzos de 2020 César llegó para ser nuevamente rector. Esta vez tiene un propósito diferente, crear comunidad y estar allí para atender a las necesidades de sus estudiantes, docentes y padres de familia. El camino es largo, pero desde ya sabe qué tipo de Directivo Docente quiere ser: uno cercano y cálido. “Desde que inició el año los niños me propusieron hacer una huerta, y estoy seguro de que si esa propuesta hubiera sido en otro momento no lo habría permitido; ahora, casi que, de manera natural, doy esa apertura. Gracias a esto los estudiantes comenzaron a ver a su rector cercano”. Este es un nuevo reto para César, quien además ha tenido que construir el PEI desde la virtualidad debido a la pandemia:  

“Estamos consolidando lo que requerimos como institución para que al momento de volver de manera presencial a la escuela estemos fortalecidos, pues sabemos que los problemas no cesan, siempre saldrá algo nuevo, pero la clave está en la manera que reaccionemos como equipo”, concluye.

Fuente: FEXE, 2021, Liderar la Escuela para transformar la educación, pág., 86- 90 

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